Presentaremos una guía clara y amena para entender cómo llegó el agua a nuestro planeta y qué pruebas usó la ciencia para reconstruir ese camino.
Explicaremos cifras clave: los mares cubren cerca del 71% de la superficie y contienen entre 1.350 y 1.500 millones de kilómetros cúbicos. También compararemos la masa de la hidrosfera con la masa total terrestre para mostrar su verdadera cantidad.
Comentaremos por qué la Tierra se ve azul desde el espacio: la dispersión de la luz en la atmósfera juega un papel mayor que solo la presencia de mar. Relacionaremos esas observaciones con datos geológicos e isotópicos que explican cómo apareció el primer océano estable.
Finalmente, plantearemos las grandes preguntas que guiaron a la comunidad científica: cuánta agua hubo, cómo llegó, cuándo apareció y qué papel tuvo en el surgimiento de la vida en nuestro mundo.
Conclusiones clave
- Esta guía explica, paso a paso, El origen de los océanos para todo público.
- La cantidad real de agua se muestra con cifras comparables y claras.
- La apariencia azul procede en gran parte de la atmósfera, no solo del mar.
- La evidencia geológica e isotópica marca hitos en el estudio del origen.
- Abordaremos múltiples fuentes: internas y externas al planeta, y su impacto en la vida.
Panorama general: cuánta agua hay y por qué la Tierra se ve azul
Para situarnos, comencemos por medir la cantidad real de agua y su impacto visible desde la órbita.
La hidrosfera alcanzó una masa aproximada de 1,4 × 10^21 kg, frente a 6 × 10^24 kg del planeta. Eso supuso ~0,02% en términos de masa agua, una fracción sorprendentemente pequeña frente a roca y metal.
Los datos de volumen confirman la magnitud: los océanos cubrieron el 71% de la superficie tierra con cerca de 1.350 millones km³. Esa cobertura explica por qué, a primera vista, el planeta parece dominado por líquido.
Sin embargo, la tonalidad azul provino sobre todo de la dispersión Rayleigh en la atmósfera. Moléculas de nitrógeno y oxígeno desviaron la luz solar, complementando la idea de mares extensos.
También conviene distinguir reservas: océanos, hielos, aguas subterráneas y atmósfera. Juntas forman la hidrosfera, pero su masa condicionó presión, dinámica y disponibilidad por vez primera en la historia planetaria.
La mayor parte del agua podría estar en el interior: los “océanos invisibles” del manto

Una hipótesis fuerte es que la mayor parte del agua del planeta estuvo también lejos de la superficie, atrapada en fases minerales del manto. Esto cambia cómo vemos la reserva global y la dinámica térmica del planeta.
Ringwoodita y agua como hidróxido atrapado en minerales
En la zona de transición, a unos 515 km de profundidad, la olivina se transforma en ringwoodita. Esa estructura cristalina puede incorporar hidrógeno como hidróxido, no como líquido.
Inclusions de ringwoodita halladas dentro de diamantes traídos desde ~700 km contienen algo más del 1% de agua en peso. Eso sugiere que el manto pudo guardar una cantidad comparable o superior a la hidrosfera superficial.
- Diamantes actúan como cápsulas que preservan señales profundas.
- El agua retenida altera fusión parcial y favorece vulcanismo y reciclaje.
- Este reservorio está por debajo de la corteza y afecta el ciclo profundo de volátiles.
Estas evidencias reescriben el relato del origen del agua. Además, explican cómo parte del reservorio pudo emerger mediante desgasificación y procesos volcánicos.
Del disco protoplanetario al planeta azul: el papel de la línea de nieve en el sistema solar
En el disco que rodeó al Sol joven, la temperatura marcó qué materiales sobrevivían y cuáles se evaporaban. Cerca del astro central, el calor volatilizó hidrógeno y compuestos ligeros.
Sustancias volátiles, temperaturas y formación de planetas rocosos
El oxígeno se unió a elementos como carbono, magnesio, hierro y silicio para formar silicatos. Esos silicatos dieron origen a planetas rocosos en las regiones cálidas.
Línea de nieve en revisión: detecciones recientes de vapor en discos
Más allá de la llamada línea de nieve, el agua quedó atrapada como hielo en planetesimales, cometas y asteroides. Esos reservorios ayudaron a traer agua hacia interiores por migraciones y resonancias.
«Observaciones recientes muestran moléculas de vapor dentro de discos alrededor de estrellas tipo solar, lo que obliga a revisar modelos clásicos.»
| Región del disco | Condición | Implicación |
|---|---|---|
| Cercana al Sol | Altas temperaturas | Formación de silicatos; planetas rocosos |
| Más allá de la línea de nieve | Frío; hielo estable | Acumulación de agua en cuerpos pequeños |
| Discos observados | Vapor detectado | Revisión del límite clásico y posibles suministros tempranos |
El origen de los océanos
No hubo una sola fuente: la formación del mar fue un proceso mixto y escalonado. Modelos y firmas isotópicas muestran que parte del líquido surgió desde el interior por emisiones volcánicas.
La desgasificación liberó vapor y gases. Ese vapor condensó cuando la atmósfera se enfrió y dio lugar a cuerpos líquidos persistentes. Así nacieron los primeros pasos hacia los primeros océanos primigenios.
Además, impactos de cuerpos ricos en agua aportaron volátiles. Asteroides primitivos del cinturón exterior trajeron sustancias estables que enriquecieron la hidrosfera temprana.
- Sintetizamos un origen dual: interior más entrega por asteroides.
- La cronología combinó acreción y bombardeos intensos que aumentaron la reserva de agua.
- Las firmas químicas en rocas y meteoritos permiten rastrear mezclas y fuentes.
En conjunto, este relato explica cómo el mundo llegó a acumular suficiente agua para formar mares permanentes.
La huella isotópica D/H: cómo identificamos el agua “de casa”
La firma isotópica del agua actúa como una huella digital que ayuda a seguir su procedencia. Los científicos usan un nombre de referencia: VSMOW, con una D/H de ≈155,7 × 10^-6.
La relación D/H compara deuterio frente a hidrógeno y muestra qué tipo de procesos y cuerpos aportaron volátiles. Valores muy distintos descartan fuentes concretas.
Por ejemplo, la misión Rosetta midió en 2015 una D/H en 67P ≈3 veces la marina. Ese valor hizo dudoso al cometa 67P como fuente principal de agua.
En cambio, condritas carbonáceas hidratadas exhiben D/H ≈149 × 10^-6, muy parecida al agua terrestre. Esos meteoritos contienen carbono y otros elementos que indican larga historia de hidratación y preservación de compuestos orgánicos.
- Comparación con VSMOW permitió evaluar varios cuerpos.
- Las firmas isotópicas discriminan mezclas y tiempos de alteración.
- Una y otra vez, la evidencia isotópica apunta hacia asteroides primitivos.
Asteroides mensajeros: condritas carbonáceas, Bennu, Ryugu y el meteorito Winchcombe
Muestras extraterrestres ofrecen un registro mineralógico que habla de etapas tempranas con agua.
Agua en meteoritos: hasta 10% en masa y firmas isotópicas afines a la hidrosfera
Misiones como OSIRIS-REx y Hayabusa2 retornaron muestras de Bennu y Ryugu. Esos cuerpos son primitivos y ricos en compuestos hidratados.
El meteorito Winchcombe, caído en 2021, mostró ~10% de agua en masa. Su relación D/H quedó muy cercana a VSMOW. La recuperación rápida, gracias a reportes ciudadanos, preservó sus firmas químicas.
- Asteroides primitivos actúan como mensajeros del sistema solar temprano.
- Los minerales hidratados en condritas registran procesos acuosos en cuerpos pequeños.
- Las misiones aportaron millones de datos espectroscópicos y geoquímicos.
En conjunto, estas pruebas indican que una parte importante del suministro de agua llegó mediante impactos y entregas durante la acreción. Conservación rápida de muestras minimizó alteraciones y fortaleció la conexión con la hidrosfera terrestre.
Impactos a hipervelocidad: entregar agua y atraparla en el interior
Experimentos en laboratorio han recreado las colisiones propias del sistema solar joven para medir cuánto agua puede transferirse durante un choque.
Resultados experimentales: liberación de hasta 30% del agua indígena
El proceso usó proyectiles de antigorita lanzados a ~18.000 km/h contra blancos anhidros. Tras varias veces repetidas, se recuperaron vidrios de choque, brechas y restos del impacto.
Los materiales análogos mostraron que hasta un 30% del agua indígena del proyectil pudo incorporarse a fases silicatadas del blanco. El calor y la presión generaron vitrificación y zonas microfracturadas que atraparon volátiles.
Estos resultados sugieren que impactos frecuentes habrían entregado y retenido agua en rocas crecientes. Parte pudo quedar en la corteza y otra en profundidad, alimentando reservorios internos.
| Parámetro | Condición experimental | Producto observado |
|---|---|---|
| Velocidad | ≈18.000 km/h | Vitrificación y brechas |
| Proyectil | Antigorita hidratada | Transferencia hasta 30% |
| Blanco | Anhidro silicatado | Retención en fases sólidas |
- La eficiencia del mecanismo apoyaría una mezcla de fuentes internas y exteriores.
- Implicaciones: cronología temprana de hidratación y distribución de volátiles en la corteza.
Cuándo apareció el primer océano: de circones Hádicos a mares estables
Registros minerales guardan pistas sobre cuándo la superficie pudo sostener agua líquida. Circones detríticos de Australia Occidental, con edades cercanas a 4.300 millones de años, muestran señales claras de interacción con fluidos superficiales.
Evidencias a ~4.300 millones y desgasificación volcánica
Los circones conservan trazas isotópicas y texturas que indican contacto con agua fría o tibia. Esa evidencia ubica en el tiempo una fase de superficie húmeda relativamente pronto.
La actividad volcánica liberó vapor y CO2. Esa desgasificación aumentó presión atmosférica y creó un efecto invernadero que ayudó a condensar y mantener cuerpos líquidos.
Bombardeo tardío intenso y mares sometidos a calor extremo
Durante episodios de impactos grandes, la temperatura global pudo subir lo suficiente para vaporizar parte del líquido. Se alternaron fases de vapor y de agua líquida según frecuencia de choques y recuperación climática.
| Factor | Acción | Consecuencia |
|---|---|---|
| Circones (~4.300 Ma) | Interacción acuosa | Superficie húmeda temprana |
| Desgasificación | Vapor y CO2 | Atmósfera más densa y cálida |
| Bombardeo | Impactos térmicos | Alternancia vapor/líquido |
En conjunto, estas líneas de evidencia muestran que una parte significativa del suministro de agua llegó y se estabilizó lo bastante para abrir ventanas de habitabilidad donde la vida pudo surgir y persistir.
De vapor a lluvia: temperaturas críticas, presión y el ciclo inicial del agua
La transición desde una atmósfera saturada hacia lluvia persistente dependió de un umbral físico. El punto crítico del agua se ubicó en 221 bar y 374 °C. Por encima de esos valores no se distinguía fase líquida de fase gaseosa.
Una atmósfera densa en CO2 elevó presión y permitió mantener agua líquida aun con temperaturas superficiales superiores a 200 °C. Cuando la presión parcial de vapor bajó, empezó la condensación sostenida.
Los ciclos tempranos combinaron evaporación intensa y precipitaciones violentas. Esa dinámica rellenó depresiones y creó cuencas incipientes que retuvieron agua.
La topografía joven —cortes y sumideros— actuó como esponja. Con el tiempo, la circulación atmosférica dirigió zonas de lluvia y sequía, modulando dónde quedaron los primeros cuerpos de agua y cómo se estableció un ciclo hidrológico operativo.
- Punto crítico: definió separación fase líquida/gas.
- Presión y temperatura: controlaron estabilidad superficial.
- Ciclos: condensación y evaporación crearon el primer circuito hídrico.
Revolución del oxígeno: luz, carbono y el cambio de la atmósfera y los mares
La actividad fotosintética marina transformó la química global. Organismos que usaron luz liberaron oxígeno, y la atmósfera pasó de reductora a oxidante.
Parte del oxígeno se acumuló en forma molecular y otra formó ozono en la alta atmósfera. Esa capa nueva filtró radiación dañina y permitió mayor transparencia superficial.
Fotosíntesis, ozono y oxígeno disuelto
El oxígeno disuelto cambió la química de bahías y mares. Eso alteró rutas metabólicas y favoreció procesos que usan oxígeno en lugar de otras sustancias.
«Comunidades marinas fotosintéticas habilitaron rutas metabólicas complejas y cambiaron ciclos globales.»
- La presencia de agua con oxígeno disuelto creó hábitats aeróbicos.
- El carbono empezó a circular distinto entre atmósfera y sedimentos.
- Otros elementos redox se reorganizaron según la nueva química.
| Factor | Efecto | Implicación |
|---|---|---|
| Fotosíntesis marina | Oxígeno libre | Mayor diversidad metabólica |
| Capa de ozono | Bloqueo UV | Superficie más habitable |
| Oxígeno en agua | Habitat aeróbico | Escala mayor para vida compleja |
El lecho marino por dentro: dorsales, llanuras abisales y fosas
La estructura del fondo define cómo circulan sedimentos, dónde se forma nueva corteza y hasta dónde llegan los límites de la vida bajo presión extrema.
Dorsal Mesoatlántica y expansión del fondo
Las dorsales son costuras tectónicas donde surge magma y nace nueva corteza basáltica.
La Dorsal Mesoatlántica supera 64.000 km y marca expansión del fondo por separación de placas.
Allí se forman minerales hidrotermales y se renueva el lecho marino.
Llanuras abisales y montes submarinos
Las llanuras ocupan cerca del 30% del lecho y yacen entre 4.000 y 6.000 metros de profundidad.
Están cubiertas por sedimentos finos y material pelágico que llega desde la superficie y taludes.
Fosas: el abismo Challenger y límites extremos
Las fosas alcanzan cotas máximas cercanas a 11.000 metros, como el abismo Challenger.
Allí la presión es enorme y las aguas mantienen formas de vida adaptadas a condiciones casi inimaginables.
- Conexión: plataformas, taludes y elevaciones transportan sedimento hacia la profundidad.
- Resultado: un mosaico que explica cómo se repartió el agua y cómo se construyó el fondo marino.
Cómo clasificamos océanos y mares: profundidad, corteza y áreas
Clasificar cuencas marinas exige criterios geológicos claros que permiten distinguir un océano verdadero de otras masas de agua.
Un criterio práctico combina tres límites: profundidad media mayor a 3.000 m, área superior a 10 millones km² y que repose sobre corteza oceánica.
Por contraste, los mares continentales suelen tener profundidad media menor a 1.500 m y se asientan sobre corteza continental.
| Criterio | Océanos | Mares continentales / interiores |
|---|---|---|
| Profundidad media | > 3.000 m | |
| Área | > 10 millones km² | Variable |
| Naturaleza del fondo | Corteza oceánica | Corteza continental o mixta |
Esta clasificación ayuda a entender cómo circula el agua y dónde se depositan sedimentos. También condiciona recursos como la pesca y los yacimientos submarinos.
La tectónica de placas explica por qué una cuenca puede pasar de ser interior a abrirse como un océano. En la práctica, una parte de la comunidad reconoce hoy un océano Austral según criterios oceanográficos modernos.
Zonas de vida marina: de la luz superficial a las tinieblas hadales
La vida marina se organiza en capas que responden a cambios drásticos de luz, presión y temperatura.
De la epipelágica a las fosas: gradiente y condiciones
La zona epipelágica (0–200 metros) recibe suficiente luz para la fotosíntesis. Allí el fitoplancton sostiene redes tróficas y produce gran parte del oxígeno.
La mesopelágica (~200–1.000 metros) es la «zona crepuscular»: menos luz, migraciones verticales y organismos adaptados a cambios rápidos.
La batipelágica llega hasta ~4.000 m; la abisopelágica hasta ~6.000 m con aguas frías (~2 °C) y presiones enormes.
Más allá, la hadopelágica ocupa fosas >6.000 m. Allí los cuerpos marinos muestran adaptaciones extremas: bioluminiscencia, metabolismos lentos y estructuras compresibles.
En zonas hidrotermales, comunidades prosperan por quimiosíntesis. La energía viene de reacciones químicas, no de luz, y crea oasis de vida en la oscuridad.
- Gradiente: define hábitats y disponibilidad de nutrientes.
- Fisiología: presión y temperatura condicionan mecanismos de flotación y respiración.
- Estrategias: bioluminiscencia, migración y quimiosíntesis permiten persistir en profundidades extremas.
Océanos y clima: vapor de agua, calor y el gran regulador térmico
La interacción entre mareas, viento y temperatura convirtió los mares en el gran regulador del clima planetario.
Intercambio océano-atmósfera y balance de temperaturas
El mar aportó la mayor parte del vapor que formó nubes y precipitaciones. Ese vapor alimentó el ciclo hidrológico y distribuyó humedad a largas distancias.
La masa líquida absorbió calor en verano y lo liberó en invierno. Esa dinámica redujo oscilaciones térmicas y otorgó estabilidad a climas costeros y continentales cercanos.
La superficie marina actuó simultáneamente como sumidero y fuente de energía. A latitudes bajas cedía calor hacia la atmósfera; en altas latitudes servía como depósito que retardaba cambios bruscos.
Una parte importante de la variabilidad climática surgió de acoplamientos como ENSO. Estos fenómenos muestran cómo pequeñas alteraciones en el mar impactan patrones de lluvia y temperatura en Chile.
| Proceso | Función | Impacto climático |
|---|---|---|
| Evaporación | Entrega de vapor | Formación de nubes y lluvia |
| Capacidad térmica | Almacenamiento de calor | Amortigua extremos estacionales |
| Corrientes | Transporte latitudinal | Redistribuye calor y nutrientes |
| Acoplamiento ENSO | Variación interanual | Cambios en precipitación y temperatura |
Para la gestión del riesgo en zonas costeras, comprender estos mecanismos es clave. Mantener observatorios y modelos mejora proyección y adaptación frente a cambios futuros.
Corrientes que mueven el mundo: de la corriente del Golfo al efecto Coriolis
Un complejo sistema de flujos mueve calor y materia entre latitudes. La circulación superficial traslada energía desde los trópicos hacia regiones frías, atenuando climas continentales.
Termohalina, nutrientes de profundidad y reciclaje trófico
La cinta transportadora global actúa como un proceso acoplado. Vientos, temperaturas y salinidad ajustan densidades; la geometría de las cuencas guía rutas.
Las aguas profundas llevan oxígeno y nutrientes hacia arriba en surgencias. Ese ascenso impulsa productividad costera y sustenta pesquerías. En Chile, esos afloramientos explican grandes capturas y riqueza biológica.
| Elemento | Función | Impacto |
|---|---|---|
| Circulación superficial | Transporte de calor | Modera clima regional |
| Cinta termohalina | Redistribuye nutrientes | Oxigena cuerpos profundos |
| Efecto Coriolis | Desvía trayectorias | Define giro de corrientes y ciclones |
La corriente del Golfo es un ejemplo: su aporte cálido atemperó climas en la Europa noroccidental varias veces. Para comprender giros y grandes sistemas, consulte estudios sobre giro oceánico.
Las interacciones entre cuerpos de agua y viento mantienen el reciclaje trófico. Así se cierra un ciclo esencial para vida marina y economía costera.
Chile y el Pacífico Sur: la corriente de Humboldt y las surgencias
Las aguas que suben desde profundidad alimentan pesquerías y ecosistemas en la costa chilena.
Afloramientos fríos, productividad y El Niño en la costa de Chile
La corriente de Humboldt trae aguas frías y ricas en nutrientes a lo largo del litoral. Esa actividad genera surgencias de alto rendimiento biológico.
La disponibilidad de nutrientes impulsa cadenas tróficas y pesquerías clave para la economía nacional. La agua superficial y su temperatura modulan la intensidad de la surgencia y la distribución de especies.
Cuando llega El Niño, las aguas cálidas suprimen afloramientos. Eso reduce capturas, altera biodiversidad y cambia patrones de lluvia en zonas costeras.
| Factor | Estado normal | Durante El Niño |
|---|---|---|
| Temperatura superficial | Fría | Más cálida |
| Nutrientes | Altos por surgencia | Disminuyen |
| Impacto en pesca | Alta productividad | Caídas en capturas |
- Sectores sensibles: norte y centro-norte costero, dependientes de sardina y anchoveta.
- Gracias a sistemas de observación, la respuesta ante oscilaciones mejoró.
- La gestión local vincula esta dinámica con seguridad alimentaria y adaptación climática.
Conclusión
La suma de pruebas geológicas, isotópicas y experimentales dibuja un relato mixto que explica cómo el planeta acumuló agua.
Parte vino desde el interior mediante desgasificación volcánica; otra parte llegó con asteroides primitivos. Las firmas D/H y muestras como condritas carbonáceas respaldan esa combinación.
Una fracción notable pudo quedar atrapada en depósitos profundos, modulando el ciclo hídrico a lo largo del tiempo y alimentando erupciones y surgencias posteriores.
La línea de nieve, los impactos y la desgasificación definieron cuándo y dónde se repartieron los volátiles. Hoy, esa historia explica patrones de clima, corrientes y productividad marina que afectan a Chile y al mundo.
Seguir midiendo, muestreando y explorando ampliará nuestra comprensión sobre el origen y destino de cuerpos líquidos en el planeta.