Sábado, Octubre 4, 2025
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Las bacterias de tu intestino podrían estar controlando tu estado de ánimo.

La conexión entre intestino y cerebro ya no es una metáfora. Cerca del 90% de la serotonina se produce en el intestino, y el microbioma puede influir en esa síntesis. Estudios con yogur probiótico liderados por el equipo de Emeran Mayer en UCLA mostraron cambios en regiones cerebrales que procesan emociones.

Investigaciones adicionales muestran que prebióticos reducen cortisol y síntomas de ansiedad (Oxford, Phil Burnet). En pacientes con síndrome de intestino irritable, Bifidobacterium longum se asoció a menores índices de ansiedad y depresión (McMaster; Verdu y Pinto-Sanchez).

Esto explica por qué el microbioma intestinal y las bacterias que lo componen pueden afectar el bienestar día a día en Chile. No es solo una moda: hay mecanismos bioquímicos claros y evidencia clínica.

Lo que comemos y cómo vivimos puede modular el microbioma y, con ello, la salud mental. Más adelante veremos mecanismos, pruebas científicas, límites y acciones prácticas adaptadas al contexto chileno.

Contenidos

Conclusiones clave

  • El intestino produce gran parte de la serotonina vinculada al estado de ánimo.
  • Estudios aportan evidencia de efectos de probióticos y prebióticos sobre estrés y ansiedad.
  • La dieta y el estilo de vida influyen en el microbioma y en la salud mental.
  • Los resultados varían entre personas; no reemplazan la atención médica.
  • Revisaremos mecanismos, estudios y recomendaciones prácticas para Chile.

Intestino y cerebro hoy: cómo se comunican y por qué importa para tu salud mental

El eje que une el intestino y el cerebro combina señales neuronales, endocrinas, nutricionales e inmunológicas en una red que regula la función y el bienestar.

Este concepto considera al sistema digestivo como un órgano comunicador. Vías nerviosas y el nervio vago actúan como rutas aferentes y eferentes. Además, algunos microorganismos del microbioma sintetizan sustancias como dopamina o serotonina.

Un aumento de la permeabilidad intestinal facilita el paso de citoquinas y neuromoduladores al torrente sanguíneo. Esa dinámica explica la relación observada en varios estudios entre alteraciones de la microbiota y enfermedades como depresión y ansiedad.

La conexión es bidireccional: el estrés altera la función intestinal y una microbiota empobrecida puede provocar efectos negativos sobre el estado mental. Mantener diversidad en la microbiota y hábitos ricos en fibra parece proteger contra estos riesgos y ayuda a tomar decisiones prácticas para mejorar la salud.

Bacterias controlan tu ánimo: mecanismos del eje intestino-cerebro

A detailed cross-section of the vagus nerve, the longest cranial nerve in the human body, delicately winding through the torso. The nerve's complex network of fibers is rendered in muted tones, with a soft focus on the intricate anatomical structures. The image conveys a sense of the nerve's crucial role in the gut-brain axis, connecting the digestive system to the central nervous system. Subtle highlights and shadows accentuate the nerve's organic, sinuous form, creating a balanced and harmonious composition that captures the nerve's essential function in the regulation of mood and emotion.

El diálogo entre el intestino y el cerebro ocurre por rutas químicas y nerviosas que afectan el comportamiento. Gran parte de la serotonina del cuerpo se sintetiza en el intestino; esa hormona influye en el estado de ánimo y en la regulación del sueño y el apetito.

Serotonina y neurotransmisores

Los microorganismos intestinales pueden producir o estimular precursores de neurotransmisores. Esa producción local modula señales y puede alterar la sensación de bienestar.

El nervio vago como autopista

El nervio vago actúa como vía rápida: transmite impulsos eléctricos y químicos entre intestino y cerebro. Así, cambios en la mucosa intestinal tienen efectos casi inmediatos en el sistema nervioso.

Estrés y eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal

En estrés crónico, el eje HHS se hiperactiva y aumenta la inflamación. Psicobióticos y una barrera intestinal reforzada pueden atenuar esa respuesta y reducir la neuroinflamación, según modelos en ratones.

Ácidos grasos de cadena corta y microglía

La fermentación de fibra genera ácidos grasos de cadena corta que regulan la microglía cerebral y la inmunidad. Su déficit, por dieta o sueño pobre, favorece la neuroinflamación y cambios de comportamiento.

  • Microbioma: influencia directa sobre neurotransmisores y barrera intestinal.
  • Microbioma: modula la respuesta al estrés vía HHS.
  • Microbioma: produce SCFA que mantienen la microglía en equilibrio.

Qué dice la evidencia: estudios en humanos y modelos animales

Diversos estudios, desde modelos animales hasta ensayos clínicos, han trazado el papel del microbioma en el comportamiento y la salud mental.

De ratones sin microbios a la idea de los psicobióticos

En la Universidad de Kyushu, ratones libres de gérmenes mostraron el doble de hormona del estrés frente a una misma situación. Ese hallazgo fue clave para pensar que el microbioma influye en la respuesta al estrés.

Menor diversidad en pacientes con depresión

En estudios clínicos, como los del Hospital Universitario de Cork, se halló menor diversidad de la microbiota intestinal en personas con depresión. Esto apunta a una relación, pero no prueba causalidad única.

Transferencia de microbioma y cambios de comportamiento

El equipo del APC Microbiome transplantó microbiomas de personas deprimidas a ratas y observó anhedonia: los animales dejaron de preferir azúcar. Ese experimento refuerza la conexión entre comunidad microbiana y comportamiento.

Parkinson y señales desde el intestino

Trabajos recientes muestran diferencias del microbioma entre pacientes con Parkinson y controles. En modelos, ciertas bacterias intestinales fueron necesarias para que surgieran síntomas motores.

Ensayos en humanos: probióticos y prebióticos

En humanos, yogur con probióticos cambió actividad cerebral (UCLA), prebióticos redujeron cortisol y ansiedad (Oxford) y Bifidobacterium longum mejoró indicadores en intestino irritable (McMaster).

Nota: los efectos varían según cepa, dosis y tiempo; por eso los resultados pueden tener diferencias entre pacientes.

Psicobióticos: qué son, cómo actúan y qué esperar

A vibrant, microscopic world of gut microbiome, teeming with diverse psychobiotic bacteria. A central colony of rod-shaped microbes, surrounded by a spectrum of orb-like, spiral, and filamentous forms, all bathed in a soft, warm glow. The foreground is sharply focused, with intricate details visible, while the background fades into a hazy, dreamlike blur. Muted, earthy tones predominate, creating a serene, contemplative atmosphere. Subtle, undulating patterns suggest the dynamic, ever-shifting nature of this hidden realm, which holds the key to our mental and emotional well-being.

Los psicobióticos son organismos vivos que, ingeridos en dosis adecuadas, muestran beneficios sobre la salud mental. El concepto fue definido en 2013 por el grupo de Cork y diferencia a estos microorganismos de probióticos genéricos por su efecto en la comunicación intestino‑cerebro.

Cepas con más evidencia

Las familias más estudiadas incluyen Lactobacillus, Bifidobacterium, Lactococcus y Streptococcus. Algunas cepas han mostrado señales positivas en pacientes con ansiedad o depresión, pero los resultados varían según la población.

Vías de acción principales

  • Neurotransmisores: producción o estimulación de precursores que comunican vía el nervio vago.
  • HPA y barrera intestinal: modulan la respuesta al estrés y reducen la neuroinflamación.
  • SCFA e inmunidad: metabolitos que regulan la microglía y la respuesta inmune.

Eficacia y expectativas

La eficacia depende de las características de cada cepa y del nivel inicial de síntomas. En personas sanas algunos estudios no muestran efecto. Más cepas o mayor cantidad no garantizan mejores efectos.

Como guía práctica, los psicobióticos pueden complementar tratamientos y estilos de vida saludables, pero no sustituyen la psicoterapia ni fármacos indicados. Para más contexto científico, revisa este reportaje sobre Llegan los psicobióticos.

Dieta, estilo de vida y microbiota intestinal: pasos prácticos para Chile

Adaptar lo que comemos es una estrategia práctica para fortalecer el microbioma intestinal en Chile. Un patrón variado y rico en fibra favorece la producción de ácidos grasos de cadena corta, que protegen la barrera del intestino y apoyan la salud inmune, según la Sociedad Internacional de Inmunonutrición.

Fibras y prebióticos útiles

Incluye legumbres como porotos, lentejas y garbanzos; cebolla, ajo, frutos secos, avena y banana madura. Estas fibras alimentan a las bacterias intestinales beneficiosas y aumentan la producción de metabolitos protectores.

Fermentados y probióticos accesibles

Integra yogur natural sin azúcar, kéfir, quesos maturados y panes de masa madre locales. Los alimentos fermentados aportan microorganismos o sus metabolitos y pueden mejorar la función digestiva.

  • Objetivo práctico: 25–30 plantas distintas a la semana para nutrir la microbiota.
  • Patrón alto en fibra: porotos, porotos verdes, avena, plátano maduro y frutos secos.
  • Vida diaria: prioriza sueño suficiente, actividad física regular y técnicas simples de respiración para reducir estrés.

Si tienes intestino irritable, introduce fibra y fermentados de forma gradual y con guía profesional. Estos cambios apoyan el cuerpo y la salud, pero deben adaptarse a cada persona.

Riesgos, límites y el futuro del “segundo genoma”

A cross-section of a healthy human intestine, revealing the complex microbial ecosystem within. A detailed microscopic view, captured with a high-resolution electron microscope, showcases the diverse colony of gut bacteria in vibrant colors. The foreground displays the intestinal lining, with its intricate folds and villi, teeming with a myriad of rod-shaped, spherical, and spiral-shaped microbes. The middle ground features a dense network of bacterial cells, interacting and communicating in a dynamic, symbiotic relationship. The background fades into a serene, muted palette, suggesting the delicate balance and unseen influence of this "second genome" on the human body and mind.

Nuestro microbioma suma entre dos y veinte millones de genes microbianos. Ese «segundo genoma» está vinculado a alergias, obesidad, EII, Parkinson, depresión y autismo.

Hay hallazgos que muestran diferencias potentes de microbioma en Parkinson; en modelos, esos cambios parecen impulsar síntomas motores y abren rutas terapéuticas.

Sin embargo, la evidencia sigue siendo incipiente. Se necesitan estudios grandes y bien diseñados para identificar especies, subespecies y las sustancias que producen en el intestino.

  • Advertencia: la autogestión tiene riesgos: productos varían en calidad y efectos entre pacientes.
  • Potencial: el segundo genoma es maleable; dieta, medicamentos, mascotas o forma de nacimiento pueden modificarlo.
  • Futuro: se vislumbran pruebas clínicas del microbioma intestinal en la atención y terapias dirigidas para ciertas enfermedades.
AspectoSituación actualQué sigue
IdentificaciónVariación entre individuosEstudios más amplios y metagenómica fina
Aplicación clínicaEnsayos pilotoTests diagnósticos y tratamientos dirigidos
SeguridadProductos heterogéneosRegulación y supervisión profesional

Recuerda integrar suplementos y cambios como complemento bajo supervisión profesional. El eje entre sistema nervioso e intestino, incluido el nervio vago, sigue siendo clave pero exige precisión sobre qué cepas y sustancias funcionan mejor.

Conclusión

Pequeños cambios en la dieta y el estilo de vida pueden fortalecer la microbiota y, así, apoyar la salud mental. La evidencia apunta a que el intestino influye en neurotransmisores, en el eje del estrés y en la inmunidad, con efectos sobre la depresión y la ansiedad.

Esto no sustituye la atención profesional, pero ofrece herramientas seguras: más fibra, fermentados y hábitos de sueño y actividad física. Los beneficios suelen ser mayores cuando los síntomas son más intensos al inicio.

Si quieres leer más sobre el eje microbiota‑intestino‑cerebro, visita este análisis sobre relación con el estado de ánimo y opciones prácticas: eje microbiota‑intestino‑cerebro. Para entender señales digestivas cotidianas, revisa también este recurso local: ruidos y función digestiva.

Perspectiva: el estudio del eje intestino‑cerebro avanza rápido. Lo que hagas hoy por tu intestino intestinal puede traducirse en mejoras reales de salud a la vez que reduce el impacto del estrés.

FAQ

¿Qué es el eje intestino‑cerebro y por qué influye en la salud mental?

El eje intestino‑cerebro es la comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el tracto digestivo. Incluye señales nerviosas (como el nervio vago), vías inmunológicas y metabolitos microbianos, por ejemplo los ácidos grasos de cadena corta (SCFA). Estas vías modulan inflamación, producción de neurotransmisores y respuesta al estrés, factores claves en trastornos como la depresión y la ansiedad.

¿De verdad una parte importante de la serotonina se produce en el intestino?

Sí. Gran parte de la serotonina corporal se sintetiza en el intestino enterico. Aunque la mayoría no cruza la barrera hematoencefálica, esta serotonina intestinal regula motilidad, comunicación con el sistema nervioso periférico y puede influir indirectamente en el estado de ánimo mediante señales inmunológicas y vagales.

¿Qué son los ácidos grasos de cadena corta (SCFA) y cómo afectan al cerebro?

Los SCFA —como butirato, propionato y acetato— son productos metabólicos de la fermentación de fibra por la microbiota. Modulan la inmunidad, mantienen la barrera intestinal y pueden influir en la microglía cerebral y la neuroinflamación. En modelos animales se asocian con cambios de comportamiento y regulación del estrés.

¿Los probióticos y prebióticos pueden mejorar la depresión o la ansiedad?

Algunos estudios muestran efectos beneficiosos, pero la respuesta depende de la cepa, la dosis y la condición del paciente. Probióticos con Lactobacillus o Bifidobacterium han mostrado resultados promisorios en ciertos ensayos; sin embargo, la evidencia aún no es concluyente para recomendarlos como tratamiento único. Los prebióticos y una dieta rica en fibra suelen ser ayudas seguras y complementarias.

¿Qué dice la investigación en humanos frente a los estudios en animales?

Los modelos en ratones revelaron el mecanismo y dieron origen a los psicobióticos. En humanos, estudios clínicos muestran asociaciones —por ejemplo menor diversidad microbiana en depresión— pero la causalidad y la reproducibilidad varían. Ensayos controlados han encontrado beneficios modestos para algunos probióticos, pero hacen falta más estudios grandes y replicados.

¿La transferencia de microbioma puede cambiar el comportamiento humano?

En animales, transferir microbiota altera conducta y metabolismo. En humanos, la evidencia es limitada y ética y seguridad limitan intervenciones masivas. Investigaciones como las del APC Microbiome han identificado vínculos entre microbioma y anhedonia, pero la aplicación clínica generalizada aún está en desarrollo.

¿Qué recomendaciones dietéticas prácticas ayudan a mejorar la microbiota en Chile?

Favorece una dieta rica en fibra: legumbres, cebolla, ajo, frutos secos y banana madura. Incluye alimentos fermentados como yogur natural, kéfir, quesos y pan de masa madre. Evita ultraprocesados, reduce azúcares añadidos y mantén actividad física regular y sueño adecuado para apoyar el equilibrio microbiano y la salud mental.

¿Existen riesgos al tomar probióticos o suplementos microbiota‑dirigidos?

En general son seguros para población sana, pero las personas inmunodeprimidas o con condiciones graves deben consultar al médico. Algunos suplementos pueden causar hinchazón o molestias transitorias. Además, la calidad y la cepa importan: elige productos con respaldo científico y registros de calidad.

¿Puede el microbioma influir en enfermedades neurológicas como Parkinson?

Estudios han encontrado diferencias en la microbiota de pacientes con Parkinson y una posible relación con síntomas motores y no motores. La investigación es activa y sugiere que la microbiota podría ser un factor modulador, pero aún no hay tratamientos microbióticos estándar para la enfermedad.

¿Qué son los psicobióticos y qué expectativas reales debería tener?

Los psicobióticos son microorganismos o compuestos que, al administrarse, podrían influir en el estado mental a través del eje intestino‑cerebro. Pueden actuar por producción de neurotransmisores, modulación del eje HPA o vía SCFA. Sus efectos dependen de la cepa y del individuo; no son una cura milagrosa, pero pueden complementar tratamientos convencionales bajo supervisión.

¿Cómo influye el estrés en la microbiota y viceversa?

El estrés activa el eje HPA y genera cambios inmunológicos e inflamatorios que alteran la microbiota. A su vez, una microbiota desequilibrada puede aumentar la vulnerabilidad al estrés mediante señales inmunes y nerviosas, creando un círculo que afecta el bienestar emocional.
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