En las calles de Santiago del siglo XVIII, un misterio sin resolver marcó la historia del país. Tres mujeres fueron halladas sin vida cerca del hospital San Juan de Dios, con una peculiar característica: una pequeña incisión que, según registros, habría causado su muerte. Este caso, nunca esclarecido oficialmente, generó teorías que vinculan los hechos con un médico de la época.
La conexión con el famoso hombre conocido como el «Destripador» de Londres no es casual. Ambos compartieron rasgos que alimentaron la imaginación popular: métodos precisos, víctimas vulnerables y un perpetrador invisible. Sin embargo, la versión local adquirió matices únicos, arraigados en el contexto social de la Chile colonial.
Lo fascinante trasciende lo criminal. Esta historia se transformó en película décadas después, convirtiéndose en un símbolo del cine nacional. Su legado perdura no solo por el misterio, sino por cómo refleja tensiones de una época: desigualdades, roles de género y el velo entre ciencia y superstición.
Conclusiones clave
- Un crimen del siglo XVIII vinculado a técnicas médicas desconcertó a las autoridades
- Paralelos con crímenes europeos generaron comparaciones históricas
- El contexto social chileno influyó en la percepción pública del caso
- La adaptación cinematográfica elevó el hecho a símbolo cultural
- Teorías no resueltas mantienen vivo el debate académico
Contexto Histórico y Perfiles: Desde Whitechapel hasta Nahueltoro
En 1888, dos mundos separados por océanos compartían un mismo terror. Mientras Londres enfrentaba su pesadilla en el barrio Whitechapel, Chile vivía su propio enigma cerca del hospital San Juan de Dios. Ambos escenarios, aunque distintos en tiempo y espacio, revelaban grietas sociales que permitían florecer la violencia.
Antecedentes en el East End de Londres
El barrio Whitechapel era un laberinto de miseria. Con 62 burdeles y 1,200 trabajadoras sexuales, sus calles mostraban el rostro más crudo del siglo XIX. La Policía Metropolitana registraba aquí:
- Hacinamiento en viviendas para 5 familias
- Olas de antisemitismo contra inmigrantes judíos
- Disturbios por escasez de alimentos
El caso del Chacal de Nahueltoro y su impacto en Chile
En Santiago colonial, cerca del hospital San Juan de Dios, surgieron crímenes que paralizaron la ciudad. Como en Londres, la zona combinaba:
- Actividades marginales
- Población vulnerable
- Autoridades sobrepasadas
Este paralelo histórico demuestra cómo la violencia encuentra terreno fértil en sociedades fracturadas. El impacto de ambos casos trascendió su época, convirtiéndose en espejos de problemas aún vigentes.
Jack el Destripador chileno: Un Análisis Detallado

Bajo la neblina colonial, un patrón de crímenes desafió las capacidades investigativas de la época. Tres cuerpos femeninos aparecieron cerca del hospital San Juan de Dios, cada uno con una marca peculiar: una incisión precisa que solo expertos podrían detectar. Este método revelaba conocimientos anatómicos inusuales para el siglo XVIII.
Características y modus operandi del asesino
Las víctimas, descritas como «mujeres de vida licenciosa», compartían un perfil vulnerable. Sus cuerpos no mostraban heridas visibles, solo esa pequeña abertura que causaba la muerte. Según el historiador Sady Zañartu, esta técnica se denominó «puñalada catalana»:
- Precisión quirúrgica en puntos vitales
- Ausencia de lucha o violencia externa
- Ubicación estratégica de los cadáveres
Comparativa con el clásico de Whitechapel
Mientras el famoso autor londinense mutilaba órganos y desfiguraba rostros, el caso chileno mostraba un enfoque técnico. Ambos seleccionaban víctimas marginales, pero diferían en ejecución:
- Método limpio vs. brutalidad explícita
- Conocimiento médico vs. fuerza física
- Misterio testimonial (figuras en blanco) vs. evidencia tangible
Un testigo reportó haber visto tres siluetas femeninas vestidas de blanco transportando algo similar a un cuerpo. Este detalle añadió un halo sobrenatural ausente en los crímenes europeos.
Investigación, Teorías y Repercusión Mediática
El paso del tiempo no ha apagado la curiosidad por estos crímenes. Avances científicos y nuevas generaciones siguen buscando respuestas, transformando casos históricos en rompecabezas por resolver.
La ciencia reescribe la historia
En 2014, un chal de Catherine Eddowes revolucionó las pesquisas. Russell Edwards identificó mediante ADN a Aaron Kosminski, peluquero polaco vinculado a las muertes. Este hallazgo demostró cómo la tecnología forense puede iluminar rincones oscuros del pasado.
En 2023, otro giro sorprendió: la tataranieta de un policía señaló a Hyam Hyams. Este fabricante de cigarros, con problemas de salud, suma nuevas capas al misterio. Karen Miller, descendiente de Eddowes, exige ahora cerrar el círculo con pruebas concluyentes.
De las calles a las pantallas
La prensa de 1888 alimentó el mito con titulares sensacionalistas. Hoy, documentales y podcasts mantienen viva la leyenda urbana. Las más de 2,000 entrevistas policiales originales contrastan con análisis modernos que usan inteligencia artificial.
Este viaje en el tiempo muestra un patrón: la sociedad siempre busca respuestas, ya sea con lámparas de gas o secuenciadores genéticos. Cada investigación renueva el debate sobre justicia, memoria y nuestra fascinación por lo desconocido.

