Una cucharadita sirve como comparación impactante para entender la masa extrema y la densidad que existen en el cosmos. Estos objetos compactos concentran masas cercanas a 1–2 soles en radios de apenas 10–15 km, lo que transforma nuestra intuición sobre tamaño y peso.
La estructura interna muestra densidades desde ~10^6 g/cm³ en la corteza hasta más de 10^14 g/cm³ en el núcleo. El término física para esto es estrella de neutrones, mientras que el objeto observado suele llamarse púlsar por sus haces y pulsos precisos.
En observación actual, SN 1987A aporta indicios de un púlsar joven y en NGC 1851 se detectó PSR J0514-4002E, cuyo compañero cae en la llamada «brecha de masa».
En este artículo explicaremos por qué la teoría y los datos de pulsar timing, rayos X y ondas gravitacionales convierten estos cuerpos en laboratorios naturales. Aquí empezamos un recorrido desde la cucharadita hasta los límites físicos del universo.
Conclusiones clave
- Una cucharadita ilustra la densidad y la masa fuera de escala.
- Radio típico: 10–15 km; masa: ~1–2 masas solares.
- Los púlsares son la manifestación observable de este concepto físico.
- Rotación, campos magnéticos y emisiones facilitan su detección.
- Casos como SN 1987A y PSR J0514-4002E muestran hallazgos recientes.
Qué significa hablar del “peso” en una estrella de neutrones: de la cucharadita a la realidad física
Compactas y masivas, estas esferas concentran tanta masa en poco volumen que nuestras comparaciones fallan. Una cucharadita sirve como analogía práctica: resume cómo un volumen minúsculo puede contener cantidades enormes de materia.
Densidad cambia mucho desde la corteza hasta el núcleo. En la corteza la cifra ronda ~10^6 g/cm³; en el núcleo supera 10^14 g/cm³. Por eso una cabeza de fósforo hecha con material de corteza pesaría ~65 kg, mientras que si fuese del núcleo superaría los 6 millones de toneladas.
En términos de tamaño, estos objetos tienen radios de 10–15 kilómetros y condensan entre 1 y 2 masas solares tras el colapso. Esa forma compacta, dominada por neutrones, eleva la gravedad superficial y altera lo que medimos como fuerza sobre una masa.
| Característica | Corteza | Núcleo |
|---|---|---|
| Densidad (g/cm³) | ~10^6 | >10^14 |
| Analogía | cabeza de fósforo ≈ 65 kg | cabeza de fósforo ≈ 6 millones toneladas |
| Tamaño típico | Radio 10–15 kilómetros; masa 1–2 masas solares | |
Para entender observaciones desde Chile y el mundo, es clave separar masa y peso: la masa es la cantidad de materia; el peso depende de la gravedad local. Si quieres explorar cómo cambiaría la sensación gravitatoria aquí en la Tierra, revisa este artículo sobre escenarios extremos.
Qué pasaría si la gravedad terrestre se
Propiedades clave: densidad, rotación y campo magnético que explican su peso aparente

Estas compactas esferas combinan densidades que superan por órdenes de magnitud cualquier material terrestre y condicionan cómo sentimos su gravedad desde lejos.
Densidad y comparación
La densidad crece desde ~10^6 g/cm³ en la corteza hasta >10^14 g/cm³ en el núcleo. Esto supera por millones la del osmio (22,59 g/cm³) y explica la compacidad extrema.
Rotación de milisegundos
Algunas rotan muy rápido: períodos típicos 0,001–0,01 s. El récord conocido es 0,0014 s (714 veces por segundo).
Un límite teórico cercano a 0,0009 s (~1100 Hz) marca el umbral antes del riesgo de desmembramiento por fuerzas centrífugas.
Campos magnéticos y magnetares
Los campos suelen superar 10^8 G; muchos alcanzan ~10^12 G. Los magnetares exceden 10^14 G, y esa intensidad impulsa procesos de emisión en radio y alta energía.
Mediciones indirectas, como el frenado del periodo y observaciones en rayos X, sostienen estas cifras.
Rotación, campo y densidad interactúan: juntas definen estabilidad, señales y cómo interpretan las mediciones desde Chile y el mundo.
Cómo medimos y observamos: de los púlsares en radio a rayos X y ondas gravitacionales
El cronometraje de pulsos transforma señales en medidas. Un púlsar funciona como reloj cósmico: sus haces de radiación, alineados con el eje magnético, producen un “tic‑tac” cada vez que cruzan nuestra línea de visión. Esa regularidad es prueba directa de la existencia de un objeto compacto.
Púlsares: haces, emisión y tic‑tac cronométrico
Los estudios en radio detectan pulsos periódicos que revelan rotación y frecuencia. Con observaciones precisas, los astrónomos registran microsegundos y convierten pulsos en mediciones de masa y órbita.
Pulsar timing y datos de alta precisión
El pulsar timing permite extraer parámetros orbitales y efectos relativistas. Datos de microsegundos dan información sobre precesión y frenado magnético, y ayudan a estudiar sistemas como PSR J0514-4002E.
Rayos X, luz y telescopios multibanda
La banda de radio detecta la mayoría de púlsares, pero los rayos X y gamma ofrecen pistas sobre temperatura, campos y aceleración de partículas. En la supernova SN 1987A, señales en rayos X sugieren un púlsar joven a mucha distancia.
Ondas gravitacionales y ecuaciones de estado
Las ondas gravitacionales complementan el espectro electromagnético. Su combinación con modelos nucleares y observaciones en rayos X afina estimas de radio y masa. En conjunto, estas observaciones convierten a los púlsares en herramientas de física precisa.
Casos actuales que nos acercan al misterio: 1987A y la brecha de masa

Hallazgos recientes conectan una supernova histórica con un sistema binario que desafía límites teóricos. Ambos casos ofrecen pruebas observacionales y preguntas abiertas sobre remanentes compactos.
Supernova 1987A en la Gran Nube de Magallanes
La supernova, visible a simple vista en 1987 y situada a ~170.000 años luz, muestra indicios de un remanente joven.
Se detectan rayos X de baja energía y señales de partículas de alta energía. El seguimiento temporal de esos datos ayudará a confirmar si hay un púlsar activo.
«La evolución del flujo en rayos X será clave para verificar la existencia del objeto compacto.»
NGC 1851: el sistema descubierto por TRAPUM/MeerKAT
PSR J0514-4002E gira a más de 170 veces por segundo. El pulsar timing, con precisión de microsegundos, permitió estimar que su compañero tiene entre 2,09 y 2,71 masas solares.
No hay una estrella normal en imágenes del Hubble, lo que sugiere un remanente compacto. La naturaleza del objeto —estrella muy masiva, agujero negro ligero o incluso quarks— sigue sin resolverse.
- Importancia: si es un agujero negro ligero, sería un gran descubrimiento para astrónomos.
- Implicancias: una masa extrema pondría a prueba la ecuación de estado de las estrellas neutrones.
El peso de una estrella de neutrones en el contexto del Universo y la teoría
Un cuerpo con masa estimada en ~2,35 solares coloca al sistema en una posición crítica para la teoría del colapso estelar y la composición de la materia extrema.
La llamada «brecha de masa» entre ~2,2 y ~5 masas solares define un rango donde pocos objetos han sido confirmados. Su ocupación afecta cómo modelamos la formación de objetos compactos en el universo.
Hipótesis y consecuencias
Tres escenarios compiten: un objeto ultramasivo tipo estrella de neutrones, un agujero negro ligero o, con menor probabilidad, una estrella de quarks.
Si la masa supera el límite sugerido por fusiones y ondas gravitacionales (~2,17 M☉), los modelos de materia nuclear quedarían tensionados. Un agujero negro ligero abriría la vía a un gran descubrimiento: el primer sistema púlsar‑agujero negro confirmado.
Relatividad y pruebas con SKA
Medir la precesión Lense‑Thirring con redes de radio como SKA puede revelar la rotación del compañero. Ese arrastre del espacio‑tiempo modifica tiempos de pulso y ofrece firmas claras en el pulsar timing.
«La combinación de alta sensibilidad y seguimiento a largo plazo será decisiva para distinguir entre hipótesis.»
- Campo gravitatorio y rotación acoplada dejan huellas en las observaciones.
- La masa por sí sola no basta: se requieren modelos y múltiples datos.
- Astrónomos internacionales aceleran el camino hacia el descubrimiento.
Resolver este rompecabezas redefinirá cómo entendemos la materia en condiciones extremas y recalibrará predicciones sobre poblaciones de objetos compactos en el universo.
Conclusión
Resumir cómo un volumen minúsculo concentra millones ayuda a cerrar este recorrido. Estas esferas combinan radios de 10–15 kilómetros con masas cercanas a 1–2 masas solares y densidades desde ~10^6 g/cm³ en la corteza hasta >10^14 g/cm³ en el núcleo.
La rotación extrema (récord: 714 Hz) y el intenso campo magnético explican las señales que detectamos. Los púlsares actúan como relojes: su tic‑tac permite mediciones precisas en días y años.
Casos como SN 1987A y el sistema en NGC 1851 muestran por qué hacen falta más observaciones y técnicas como la precesión Lense‑Thirring o redes del tipo SKA.
Seguir estos estudios, combinar bandas de luz y refinar modelos nos acerca a entender cómo se organiza el material en condiciones extremas del universo. Para contexto sobre origen y elementos, revisa origen de los elementos químicos.
