La curiosidad comienza en la nariz. Tras una caminata, misiones como Mir y la ISS registraron un aroma metálico en trajes y muestras. Helen Sharman comparó ese olor con soldadura, carne carbonizada y pólvora.
La explicación científica apunta a ozono y oxígeno atómico que reaccionan al reingreso. Otros compuestos, como hidrocarburos aromáticos, pueden añadir notas más complejas.
Hoy la tecnología cambia cómo percibimos mundos lejanos. El Telescopio James Webb detecta CO2 y busca posibles señales químicas en atmósferas exoplanetarias.
Marina Barcenilla lleva esos perfiles a museos con perfumes que mezclan amoníaco, sulfuro y tolinas. Este puente entre ciencia y olfato ayuda a pensar en la vida y en futuras misiones desde Chile.
Si quieres explorar cómo la química del cosmos nos habla, también puedes ver un enfoque distinto sobre el futuro humano en la Tierra en este artículo.
Conclusiones clave
- Testimonios reales: astronautas describen un aroma metálico tras actividades extravehiculares.
- Hipótesis química: ozono y oxígeno atómico explican gran parte de la sensación.
- Tecnología sensorial: JWST permite detectar compuestos en atmósferas remotas.
- Perfumería científica: recrea notas planetarias para acercar la ciencia al público.
- Relevancia para Chile: aporta contexto local a futuros intereses y divulgación espacial.
Qué entendemos por “olor del espacio” y por qué importa para la ciencia
El concepto reúne señales químicas y experiencias humanas. Nuestro olfato traduce moléculas en recuerdos y alarmas. En humanos, millones de neuronas olfativas convierten compuestos volátiles en mensajes que evocan emoción y reacción.
Del taller mecánico a las nubes interestelares: el sentido sirve como metáfora y herramienta. Detectar moléculas ayuda a la ciencia a inferir procesos físicos en otros cuerpos y en atmósferas.
Definimos este fenómeno como la suma de compuestos que interactúan con equipos y trajes fuera de cabinas presurizadas, y como las firmas químicas que, a distancia, identificamos en nubes y atmósferas.
“La luz actúa como mensajera: al analizar cambios durante tránsitos, el telescopio identifica CO2 y otras pistas que podrían apuntar a vida.”
- Ejemplo: el JWST no huele, pero lee la luz para detectar compuestos.
- Interpretar estas señales es parte esencial de la ciencia; cada pista química aporta contexto.
Conectar percepciones y datos convierte fenómenos abstractos en experiencias comprensibles para Chile y el resto del cosmos.
Olor del espacio
En una estación espacial el aire se filtra y se recircula continuamente. En microgravedad el aire caliente no sube, por eso los aromas no se dispersan como en la Tierra. A veces hay que acercar la nariz a un paquete para percibir la comida.
El término operativo describe lo que ocurre cuando materiales expuestos al vacío vuelven a contacto con la atmósfera de la cabina. Al cerrar la esclusa se produce un pulso olfativo: oxígeno atómico y residuos reaccionan y forman ozono, generando un golpe breve y metálico que varios tripulantes han reportado.
El vacío en sí no tiene olor. Lo que huele son los compuestos adheridos a superficies. Esa interacción ofrece un laboratorio natural para estudiar reactividad superficial y transferencia de compuestos entre un lugar exterior y el aire interior.
“Cada vez que se abre una esclusa desde el exterior, se crea un momento único para la nariz y la medición científica.”
- Operativo: aromas aparecen al mezclar materiales tratados en vacío con la atmósfera artificial.
- Fenómeno puntual: la estación muestra olores discretos y eventos intensos tras EVA.
- Valor científico: esos aromas son señales medibles de procesos físicos.
Lo que reportan los astronautas: del “olor metálico” al rastro de ozono tras una caminata espacial
La entrada desde la esclusa concentra compuestos que varios tripulantes reconocen al instante. Helen Sharman contó en 1991 que al traer muestras desde Mir notó un olor metálico parecido a un taller de coches.
Mir y EEI: microgravedad, aire reciclado y el aroma que se pega al traje
En Mir y en la estación espacial el aire se recicla y los ventiladores mantienen flujo constante. En microgravedad el calor no sube y los aromas no se dispersan, por eso los picos aparecen justo después de una caminata espacial.
Oxígeno atómico y ozono: la hipótesis química detrás del olor tras ingresar a la estación
Una explicación plausible es que el oxígeno atómico se adhiere a trajes y herramientas. Al entrar a la nave reacciona y forma ozono, produciendo una nota aguda, parecida a la electricidad tras una tormenta.
“Al cerrar la esclusa se crea un pulso químico que muchos describen como metálico o a pólvora.”
- Testimonios coinciden en un golpe olfativo una vez por ciclo de esclusa.
- La radiación externa también puede generar radicales libres que reaccionan con el O2 interior.
- Estos relatos ayudan a mejorar sensores y recubrimientos para futuras misiones en el espacio exterior.
La química detrás del aroma cósmico: HAP, dióxido de carbono y biofirmas detectadas a distancia
Leer la luz que atraviesa una atmósfera es la forma en que hoy los científicos traducen señales químicas desde otro mundo.
Hidrocarburos aromáticos policíclicos: residuos de combustión estelar
Los HAP son moléculas que nacen en procesos de combustión energética. Flotan en polvo y en cuerpos interestelares.
En la Tierra evocan naftalina o plástico quemado; en el cosmos sirven como ejemplo de química orgánica extendida.
El “olfato” del Telescopio James Webb
El JWST detectó dióxido de carbono en WASP‑39 b leyendo cómo la luz se modula durante tránsitos.
“La espectroscopía transforma un patrón en hipótesis sobre procesos atmosféricos.”
DMS y DMDS en K2‑18b: ¿señales de vida?
En K2‑18b se han propuesto DMS/DMDS, compuestos que en la Tierra produce la vida marina.
Pero sin contexto geofísico, y sin medir oxígeno u otros gases, no bastan para probar vida. La tecnología y el análisis riguroso separan señal de ruido.
Para contrastar testimonios humanos y hallazgos remotos, revisa reportes de astronautas y los datos actuales.
¿A qué huelen los planetas, lunas y nubes? Un recorrido sensorial por el cosmos
Cada mundo tiene una firma química que podríamos reconocer con la nariz si pudiéramos respirar allí.
Júpiter: amoníaco, azufre y fósforo
Júpiter muestra capas: en la cima hay hielo de amoníaco, más abajo surgen sulfuro de amonio y compuestos con fósforo.
Esos químicos generan descriptores humanos como orina de gato, huevos podridos o notas a aceite y ajo. Las tolinas podrían añadir tonos oleosos que algunos llaman “nubes venenosas de mazapán”.
Titán: almendras, gasolina y matices marinos
La atmósfera de Titán es rica en hidrocarburos. Eso sugiere aromas a almendras dulces y gasolina, con matices que recuerdan a pescado en descomposición por procesos marinos hipotéticos.
Nubes de polvo y Sagitario B2
En regiones como Sagitario B2 se han detectado etanol, metanol, acetona, sulfuro de hidrógeno y etilenglicol.
El formiato de etilo suele asociarse al sabor de la frambuesa, pero aislado no huele a fruta. La idea de “frambuesa” es más un mito sensorial que una descripción precisa.
“Las descripciones humanas —de carne carbonizada a soldadura— son atajos para familias químicas concretas.”
Cuerpo | Composición clave | Descriptores | Notas |
---|---|---|---|
Júpiter | Amoníaco, sulfuro de amonio, fósforo, tolinas | Orina, huevos podridos, aceite | Perfiles cambian según capas |
Titán | Hidrocarburos (metano, etano), nitrógeno | Almendras, gasolina, notas marinas | Laboratorio natural de compuestos orgánicos |
Sagitario B2 | Etanol, metanol, acetona, H2S, etilenglicol | Alcoholes, sulfuro | Mitos: formiato de etilo ≠ olor a frambuesa |
En resumen, los aromas que imaginamos vienen de familias químicas reales. La atmósfera, la presión y el polvo determinan qué moléculas alcanzan nuestra percepción.
Para una exploración más periodística sobre cómo percibimos estas señales, revisa este análisis.
De la fragancia al laboratorio: recrear aromas espaciales y su valor educativo
La perfumería científica toma compuestos detectados en el cosmos y los convierte en muestras que cualquiera puede experimentar. Este puente entre datos y sentido facilita que el público entienda procesos complejos.
Perfumería científica: cómo convertir moléculas en experiencias de museo
El proceso comienza identificando moléculas clave en espectros y muestras. Luego se aíslan familias aromáticas y se recrean mezclas seguras para exhibiciones.
Marina Barcenilla ha diseñado fragancias para exposiciones como “¿Podría existir vida más allá de la Tierra?” usando notas de óxido, polvo, almendras y gasolina. Estas creaciones hacen tangible el universo y los cuerpos estudiados.
- Marte: óxido y polvo.
- Titán: almendras y gasolina.
- Júpiter: notas amoniacales y azufradas.
En la estación Mir, Helen Sharman usó ajenjo para reconectar con la Tierra; ese recuerdo olfativo muestra el valor psicológico de estos estímulos en misiones largas.
“Recrear aromas permite que la ciencia influya en la emoción y en la curiosidad de públicos variados.”
Proponer estas experiencias en Chile fortalecería la educación STEM, uniendo equipos científicos y creativos para garantizar rigor, seguridad y impacto local.
Conclusión
Al final, lo que perciben los tripulantes surge del choque entre materiales expuestos y la atmósfera de la nave.
En síntesis: muchos astronautas describen un aroma breve y metálico tras una caminata espacial. La hipótesis más plausible apunta a ozono formado por oxígeno atómico y radicales que reaccionan en superficies.
Nuestros viajes por Júpiter, Titán y Sagitario B2 muestran cómo compuestos —amoníaco, azufre o alcoholes— producen descriptores como huevos podridos u orina según capas y polvo.
La ciencia y la luz del telescopio permiten identificar dióxido de carbono y otras firmas a distancia, y compuestos como DMS/DMDS sugieren, sin probar, posibles señales de vida.
La estación espacial sigue siendo una nave sensorial: los relatos de la tripulación y las fragancias recreadas ayudan a comunicar el cosmos. Para un repaso periodístico sobre cómo huele el universo, visita este informe.
Imaginar cómo huele el espacio nos invita a hacer nuevas preguntas sobre nuestro mundo y otros planetas.