Domingo, Octubre 5, 2025
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¿Sabías que los astronautas dicen que el espacio huele a carne asada y metal caliente?

La curiosidad comienza en la nariz. Tras una caminata, misiones como Mir y la ISS registraron un aroma metálico en trajes y muestras. Helen Sharman comparó ese olor con soldadura, carne carbonizada y pólvora.

La explicación científica apunta a ozono y oxígeno atómico que reaccionan al reingreso. Otros compuestos, como hidrocarburos aromáticos, pueden añadir notas más complejas.

Hoy la tecnología cambia cómo percibimos mundos lejanos. El Telescopio James Webb detecta CO2 y busca posibles señales químicas en atmósferas exoplanetarias.

Marina Barcenilla lleva esos perfiles a museos con perfumes que mezclan amoníaco, sulfuro y tolinas. Este puente entre ciencia y olfato ayuda a pensar en la vida y en futuras misiones desde Chile.

Si quieres explorar cómo la química del cosmos nos habla, también puedes ver un enfoque distinto sobre el futuro humano en la Tierra en este artículo.

Contenidos

Conclusiones clave

  • Testimonios reales: astronautas describen un aroma metálico tras actividades extravehiculares.
  • Hipótesis química: ozono y oxígeno atómico explican gran parte de la sensación.
  • Tecnología sensorial: JWST permite detectar compuestos en atmósferas remotas.
  • Perfumería científica: recrea notas planetarias para acercar la ciencia al público.
  • Relevancia para Chile: aporta contexto local a futuros intereses y divulgación espacial.

Qué entendemos por “olor del espacio” y por qué importa para la ciencia

El concepto reúne señales químicas y experiencias humanas. Nuestro olfato traduce moléculas en recuerdos y alarmas. En humanos, millones de neuronas olfativas convierten compuestos volátiles en mensajes que evocan emoción y reacción.

Del taller mecánico a las nubes interestelares: el sentido sirve como metáfora y herramienta. Detectar moléculas ayuda a la ciencia a inferir procesos físicos en otros cuerpos y en atmósferas.

Definimos este fenómeno como la suma de compuestos que interactúan con equipos y trajes fuera de cabinas presurizadas, y como las firmas químicas que, a distancia, identificamos en nubes y atmósferas.

“La luz actúa como mensajera: al analizar cambios durante tránsitos, el telescopio identifica CO2 y otras pistas que podrían apuntar a vida.”

  • Ejemplo: el JWST no huele, pero lee la luz para detectar compuestos.
  • Interpretar estas señales es parte esencial de la ciencia; cada pista química aporta contexto.

Conectar percepciones y datos convierte fenómenos abstractos en experiencias comprensibles para Chile y el resto del cosmos.

Olor del espacio

a massive space station floating in the vastness of outer space, with sleek metallic structures and glowing panels illuminating the interior. The station's exterior is bathed in a warm, orange glow, as if reflecting the heat and energy of the nearby star. Wispy tendrils of an unknown, aromatic atmosphere drift through the station's open airlocks, carrying the scent of charred metal and a faint hint of caramelized meat. The scene conveys a sense of isolation and the unique sensory experiences of life in the final frontier, with the station serving as a hub of human habitation amidst the void.

En una estación espacial el aire se filtra y se recircula continuamente. En microgravedad el aire caliente no sube, por eso los aromas no se dispersan como en la Tierra. A veces hay que acercar la nariz a un paquete para percibir la comida.

El término operativo describe lo que ocurre cuando materiales expuestos al vacío vuelven a contacto con la atmósfera de la cabina. Al cerrar la esclusa se produce un pulso olfativo: oxígeno atómico y residuos reaccionan y forman ozono, generando un golpe breve y metálico que varios tripulantes han reportado.

El vacío en sí no tiene olor. Lo que huele son los compuestos adheridos a superficies. Esa interacción ofrece un laboratorio natural para estudiar reactividad superficial y transferencia de compuestos entre un lugar exterior y el aire interior.

“Cada vez que se abre una esclusa desde el exterior, se crea un momento único para la nariz y la medición científica.”

  • Operativo: aromas aparecen al mezclar materiales tratados en vacío con la atmósfera artificial.
  • Fenómeno puntual: la estación muestra olores discretos y eventos intensos tras EVA.
  • Valor científico: esos aromas son señales medibles de procesos físicos.

Lo que reportan los astronautas: del “olor metálico” al rastro de ozono tras una caminata espacial

La entrada desde la esclusa concentra compuestos que varios tripulantes reconocen al instante. Helen Sharman contó en 1991 que al traer muestras desde Mir notó un olor metálico parecido a un taller de coches.

Mir y EEI: microgravedad, aire reciclado y el aroma que se pega al traje

En Mir y en la estación espacial el aire se recicla y los ventiladores mantienen flujo constante. En microgravedad el calor no sube y los aromas no se dispersan, por eso los picos aparecen justo después de una caminata espacial.

Oxígeno atómico y ozono: la hipótesis química detrás del olor tras ingresar a la estación

Una explicación plausible es que el oxígeno atómico se adhiere a trajes y herramientas. Al entrar a la nave reacciona y forma ozono, produciendo una nota aguda, parecida a la electricidad tras una tormenta.

“Al cerrar la esclusa se crea un pulso químico que muchos describen como metálico o a pólvora.”

  • Testimonios coinciden en un golpe olfativo una vez por ciclo de esclusa.
  • La radiación externa también puede generar radicales libres que reaccionan con el O2 interior.
  • Estos relatos ayudan a mejorar sensores y recubrimientos para futuras misiones en el espacio exterior.

La química detrás del aroma cósmico: HAP, dióxido de carbono y biofirmas detectadas a distancia

Detailed cosmic composition, with intricate molecular structures and swirling gases suspended in a vast, ethereal void. Glowing orbs of plasma and bursts of ionized energy illuminate the scene, revealing the complex chemistry of the universe. Hazy, atmospheric lighting casts a moody, contemplative ambiance, as if observing a microscopic view of the cosmos. Subtle biofirma signatures and telltale chemical signatures dance across the frame, hinting at the unseen forces that shape the celestial realm. Crisp, high-resolution, cinematic perspective that draws the viewer into the heart of this captivating compuestos cosmos.

Leer la luz que atraviesa una atmósfera es la forma en que hoy los científicos traducen señales químicas desde otro mundo.

Hidrocarburos aromáticos policíclicos: residuos de combustión estelar

Los HAP son moléculas que nacen en procesos de combustión energética. Flotan en polvo y en cuerpos interestelares.

En la Tierra evocan naftalina o plástico quemado; en el cosmos sirven como ejemplo de química orgánica extendida.

El “olfato” del Telescopio James Webb

El JWST detectó dióxido de carbono en WASP‑39 b leyendo cómo la luz se modula durante tránsitos.

“La espectroscopía transforma un patrón en hipótesis sobre procesos atmosféricos.”

DMS y DMDS en K2‑18b: ¿señales de vida?

En K2‑18b se han propuesto DMS/DMDS, compuestos que en la Tierra produce la vida marina.

Pero sin contexto geofísico, y sin medir oxígeno u otros gases, no bastan para probar vida. La tecnología y el análisis riguroso separan señal de ruido.

Para contrastar testimonios humanos y hallazgos remotos, revisa reportes de astronautas y los datos actuales.

¿A qué huelen los planetas, lunas y nubes? Un recorrido sensorial por el cosmos

Cada mundo tiene una firma química que podríamos reconocer con la nariz si pudiéramos respirar allí.

Júpiter: amoníaco, azufre y fósforo

Júpiter muestra capas: en la cima hay hielo de amoníaco, más abajo surgen sulfuro de amonio y compuestos con fósforo.

Esos químicos generan descriptores humanos como orina de gato, huevos podridos o notas a aceite y ajo. Las tolinas podrían añadir tonos oleosos que algunos llaman “nubes venenosas de mazapán”.

Titán: almendras, gasolina y matices marinos

La atmósfera de Titán es rica en hidrocarburos. Eso sugiere aromas a almendras dulces y gasolina, con matices que recuerdan a pescado en descomposición por procesos marinos hipotéticos.

Nubes de polvo y Sagitario B2

En regiones como Sagitario B2 se han detectado etanol, metanol, acetona, sulfuro de hidrógeno y etilenglicol.

El formiato de etilo suele asociarse al sabor de la frambuesa, pero aislado no huele a fruta. La idea de “frambuesa” es más un mito sensorial que una descripción precisa.

“Las descripciones humanas —de carne carbonizada a soldadura— son atajos para familias químicas concretas.”

CuerpoComposición claveDescriptoresNotas
JúpiterAmoníaco, sulfuro de amonio, fósforo, tolinasOrina, huevos podridos, aceitePerfiles cambian según capas
TitánHidrocarburos (metano, etano), nitrógenoAlmendras, gasolina, notas marinasLaboratorio natural de compuestos orgánicos
Sagitario B2Etanol, metanol, acetona, H2S, etilenglicolAlcoholes, sulfuroMitos: formiato de etilo ≠ olor a frambuesa

En resumen, los aromas que imaginamos vienen de familias químicas reales. La atmósfera, la presión y el polvo determinan qué moléculas alcanzan nuestra percepción.

Para una exploración más periodística sobre cómo percibimos estas señales, revisa este análisis.

De la fragancia al laboratorio: recrear aromas espaciales y su valor educativo

A tranquil laboratory setting, illuminated by warm, ambient lighting. In the foreground, an array of glass beakers and test tubes filled with vibrant, fragrant liquids. Swirling vapors and mists emanate from the apparatus, creating an atmosphere of scientific exploration. In the middle ground, a scientist in a pristine white lab coat examines a sample, lost in thought. The background reveals a panoramic view of the cosmos, hinting at the extraterrestrial inspirations behind this research into recreating the scents of space. Crisp, high-resolution detail showcases the intricate textures and refractions of the glassware, the sheen of the lab equipment, and the depth of the celestial vista. An image that captures the intersection of the earthy and the otherworldly, the practical and the imaginative, in the pursuit of uncovering the fragrant mysteries of the universe.

La perfumería científica toma compuestos detectados en el cosmos y los convierte en muestras que cualquiera puede experimentar. Este puente entre datos y sentido facilita que el público entienda procesos complejos.

Perfumería científica: cómo convertir moléculas en experiencias de museo

El proceso comienza identificando moléculas clave en espectros y muestras. Luego se aíslan familias aromáticas y se recrean mezclas seguras para exhibiciones.

Marina Barcenilla ha diseñado fragancias para exposiciones como “¿Podría existir vida más allá de la Tierra?” usando notas de óxido, polvo, almendras y gasolina. Estas creaciones hacen tangible el universo y los cuerpos estudiados.

  • Marte: óxido y polvo.
  • Titán: almendras y gasolina.
  • Júpiter: notas amoniacales y azufradas.

En la estación Mir, Helen Sharman usó ajenjo para reconectar con la Tierra; ese recuerdo olfativo muestra el valor psicológico de estos estímulos en misiones largas.

“Recrear aromas permite que la ciencia influya en la emoción y en la curiosidad de públicos variados.”

Proponer estas experiencias en Chile fortalecería la educación STEM, uniendo equipos científicos y creativos para garantizar rigor, seguridad y impacto local.

Conclusión

Al final, lo que perciben los tripulantes surge del choque entre materiales expuestos y la atmósfera de la nave.

En síntesis: muchos astronautas describen un aroma breve y metálico tras una caminata espacial. La hipótesis más plausible apunta a ozono formado por oxígeno atómico y radicales que reaccionan en superficies.

Nuestros viajes por Júpiter, Titán y Sagitario B2 muestran cómo compuestos —amoníaco, azufre o alcoholes— producen descriptores como huevos podridos u orina según capas y polvo.

La ciencia y la luz del telescopio permiten identificar dióxido de carbono y otras firmas a distancia, y compuestos como DMS/DMDS sugieren, sin probar, posibles señales de vida.

La estación espacial sigue siendo una nave sensorial: los relatos de la tripulación y las fragancias recreadas ayudan a comunicar el cosmos. Para un repaso periodístico sobre cómo huele el universo, visita este informe.

Imaginar cómo huele el espacio nos invita a hacer nuevas preguntas sobre nuestro mundo y otros planetas.

FAQ

¿Por qué algunos astronautas describen el olor del exterior como carne asada o metal caliente?

Tras una caminata espacial, muchos tripulantes notan aromas al volver dentro de la estación. Esa impresión proviene de compuestos que se generan cuando materiales del traje o residuos se exponen al oxígeno atómico y a la radiación. Esos compuestos tienen notas que recuerdan a carne asada, metal o plástico quemado.

¿Qué significa que el aire dentro de una estación espacial “pega” olores a los trajes?

En microgravedad, el sistema de filtrado recicla aire y partículas se adhieren a tejidos y superficies. Los residuos de lubricantes, sudor y microcontaminantes reaccionan químicamente y dejan trazas aromáticas que los astronautas perciben al desvestirse o trabajar junto a las escotillas.

¿Qué papel juega el oxígeno atómico y el ozono en esas sensaciones olfativas?

El oxígeno atómico es muy reactivo y puede oxidar polímeros y metales, generando compuestos volátiles con matices metálicos u ozónicos. El ozono, por su parte, aporta un rastro punzante que recuerda a electricidad o a aire tras una tormenta en la Tierra.

¿Qué tipos de moléculas explican los aromas “cosmicos” detectados por instrumentos?

Los espectrógrafos han identificado hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), dióxido de carbono, metanol, etanol y dimetilsulfóxido o dimetildisulfuro en nubes interestelares. Cada uno aporta notas distintas: naftalina, alcoholes o azufre.

¿Puede un telescopio como el James Webb “oler” esos compuestos?

No literalmente, pero sí detecta sus firmas en la luz: analizadores espectrales miden absorciones de CO2, metano y otros. Los científicos traducen esos datos en composición química, lo que permite inferir perfiles aromáticos teóricos.

¿Por qué algunos exoplanetas muestran firmas de compuestos relacionados con vida, como DMS o DMDS?

Dimetilsulfuro (DMS) y dimetildisulfuro (DMDS) en la Tierra suelen asociarse a procesos biológicos. Su detección en atmósferas exoplanetarias puede señalar actividad orgánica, pero los investigadores aplican cautela: procesos abióticos también generan esas moléculas.

¿A qué podrían oler planetas como Júpiter o lunas como Titán según sus composiciones?

Júpiter, con amoníaco, azufre y fósforo, evocaría aromas fuertes y penetrantes, casi medicinales o “dulces y ácidos” a la vez. Titán, con compuestos orgánicos complejos y lluvia de hidrocarburos, podría recordar almendras, gasolina o compuestos a pescado en descomposición en descripciones sensoriales.

¿Qué hay del polvo interestelar y regiones como Sagitario B2 con “aromas” a alcoholes?

Nubes de polvo ricas en metanol, etanol y acetona emiten firmas químicas que los astrónomos traducen a notas como alcohol o solvente. Es una metáfora útil para entender la química, no una experiencia olfativa real a escala humana.

¿Se pueden recrear estos aromas en la Tierra y para qué sirven?

Sí. Museos y laboratorios usan perfumería científica para sintetizar mezclas seguras que evocan compuestos detectados en el espacio. Son herramientas educativas que ayudan al público a comprender la astroquímica y el valor de la detección remota.

¿Los compuestos detectados en el espacio implican necesariamente vida?

No necesariamente. Muchas moléculas orgánicas se forman por procesos abióticos en nubes y discos protoplanetarios. La presencia de biofirmas requiere corroboración múltiple y contexto físico-químico antes de sugerir vida.

¿Qué precauciones toman las estaciones para controlar malos olores o contaminantes?

Se emplean filtros HEPA, sistemas de control ambiental y protocolos de limpieza estrictos. También se monitorean compuestos volátiles y se revisan materiales usados en trajes y equipos para minimizar reacciones químicas inesperadas.

¿Por qué las descripciones populares usan términos como “huevos podridos” o “carne carbonizada”?

Son metáforas que acercan sensaciones complejas al público. Describen notas sulfúricas o de combustión que, traducidas a lenguaje cotidiano, resultan en imágenes familiares y llamativas para explicar fenómenos químicos del cosmos.
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